'Maestro, vengo porque siento que no valgo nada, mis padres y mis profesores me gritan todo el tiempo que soy inútil, que soy torpe e incapaz. Mis hermanos me maltratan y siento que no me quieren. No tengo amigos y los pocos que he tenido se aprovechan de mí, se burlan y me ponen a hacer las cosas más ruines a cambio de estar con ellos. Maestro, ¿cómo puedo cambiar mi vida? ¿Qué puedo hacer para que los demás me valoren y me aprecien?'.
El Maestro, sin mirarlo siquiera, le dijo:
_'Disculpa, muchacho, pero ahora estoy muy ocupado resolviendo mis propios asuntos, quizás en otro momento', y haciendo una pausa, agregó: 'Si quieres ayudarme, después yo podría colaborar y tratar de resolver lo tuyo'. 'Encantado, Maestro', tartamudeó el joven, sintiendo que, una vez más, era desvalorizado y sus peticiones rechazadas. Entonces, el Maestro se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique y dándoselo al muchacho, le dijo: 'Ve al mercado y vende este anillo, es muy importante que lo vendas por el mayor precio posible, y no aceptes menos de una moneda de oro'.
El muchacho fue al mercado pensando que un maestro tan pobre no tendría un anillo de gran valor, lo más seguro es que esa baratija no valdría mayor cosa, pero a pesar de sus inquietudes comenzó a ofrecerlo con timidez. Cuando mencionaba la moneda de oro que quería por él, la gente se reía y se burlaba de él; otros, simplemente, volteaban la cara y seguían su camino.
Tan sólo un anciano fue lo bastante amable para decirle que una moneda de oro era demasiado por ese anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y una olla de cobre, pero nuestro apocado amigo rechazó la oferta y regresó frustrado donde el Maestro.
_'Señor, lo siento, pero ninguna persona quiso darme la moneda de oro que usted quería, no pude engañar a nadie con el verdadero valor de ese anillo, para todos es una baratija'.
El muchacho fue al mercado pensando que un maestro tan pobre no tendría un anillo de gran valor, lo más seguro es que esa baratija no valdría mayor cosa, pero a pesar de sus inquietudes comenzó a ofrecerlo con timidez. Cuando mencionaba la moneda de oro que quería por él, la gente se reía y se burlaba de él; otros, simplemente, volteaban la cara y seguían su camino.
Tan sólo un anciano fue lo bastante amable para decirle que una moneda de oro era demasiado por ese anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y una olla de cobre, pero nuestro apocado amigo rechazó la oferta y regresó frustrado donde el Maestro.
_'Señor, lo siento, pero ninguna persona quiso darme la moneda de oro que usted quería, no pude engañar a nadie con el verdadero valor de ese anillo, para todos es una baratija'.
_'Eso que has dicho es muy importante, hijo', contestó sonriendo el Maestro. Debemos conocer primero el verdadero valor de ese anillo. Ve al joyero, ¿quién mejor para saberlo? Pregúntale cuánto puede darte por él, pero sin importar lo que te ofrezca, no lo vendas, vuelve aquí con mi anillo'.
El joyero examinó el anillo con detenimiento a la luz del cantil, lo revisó con su lupa, lo pesó y, luego, le dijo al chico:
El joyero examinó el anillo con detenimiento a la luz del cantil, lo revisó con su lupa, lo pesó y, luego, le dijo al chico:
_'Este anillo es una joya muy valiosa, puede tener un precio en el mercado de sesenta monedas de oro. Si tienes prisa -dijo el joyero con ojos de avaricia-, puedo darte cincuenta y ocho monedas de oro ya mismo'. El joven no lo podía creer, sesenta monedas de oro y la gente del mercado se perdió esa oportunidad… entonces, corrió emocionado donde el Maestro a contarle lo sucedido.
_'Siéntate', le dijo el Maestro después de escucharlo. 'Tú eres, en verdad, como este anillo, una joya valiosa y, como tal, sólo puede valuarte un experto'. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Primero, debes conocerte, aceptarte con tus puntos fuertes y débiles, para valorarte y confiar en ti mismo… Y, luego, salir al mundo para cumplir con tu propósito esencial, sin importar lo que digan o piensen los demás. ¡Eres especial!
_'Siéntate', le dijo el Maestro después de escucharlo. 'Tú eres, en verdad, como este anillo, una joya valiosa y, como tal, sólo puede valuarte un experto'. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Primero, debes conocerte, aceptarte con tus puntos fuertes y débiles, para valorarte y confiar en ti mismo… Y, luego, salir al mundo para cumplir con tu propósito esencial, sin importar lo que digan o piensen los demás. ¡Eres especial!
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PRINCESA GUERRERA
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